Walter Kerhart

Walter Kerhart nace en Rosario, Santa fe en 1970, reside en San Carlos de Bariloche de 2004 y aquí encuentra la pintura como materialidad de expresión.
Su paso por la Fotografía y la realización audiovisual sirven como base para la creación en la tela, realizándose preguntas sobre la estabilidad y permanencia de estos actos artísticos. Sus pinturas re crean una profunda relación entre el aspecto de las cosas y su propia historia. Plagadas de vestigios personales y privados evidencian que nada ni nadie desaparece por completo, nada ni nadie puede devenir en ausencia total y queda impregnada para siempre en las diferentes materialidades.
Reflexiona a su manera sobre la memoria condensada, de como vemos a medida que los años pasan y en las posibles realidades donde estamos inmersos y como abordarlas. Nos señala que en las apariencias hay algo que emana, que tiene que ver con nuestra historia, con las cosas que le pasaron y nos pasaron. Con la vida como un rizoma que se entreteje entre tiempos y experiencias. El Ritual, el afecto, la introspección, el homenaje, están presentes siempre en sus pinturas. Su trabajo nos interpela y nos pregunta. En que momento, ante la imagen de un objeto, dejamos de ver la presencia de una cosa o ser , para percibir en su lugar, el trazo de una ausencia? Su obra es un archivo visual, vital de aquello que resiste desafiando al olvido, creando memorias nuevas.
Su trabajo, con impronta y un punto de vista personal, recorre los bordes, los márgenes, observando mas allá de lo evidente del lugar común donde puede detenerse la mirada. Una suerte de radiografía de lo invisible. La densidad de su trabajo va de la mano con los recursos técnicos y plásticos que utiliza para captar atmósferas densas, habitadas y despojadas que siempre esconden detrás de su velo, el don de su existencia. Ausencias presentes en sus retratos, un espacio donde el artista se interesa por plasmar su propia visión traspasando la imagen estereotipada en relación a como de adulto revive situaciones y experiencias vividas a lo largo de los años.
Se trata de imágenes que habitan un espacio-otro. Van y bien, se mezclan, se combinan, se desestabilizan entre si y buscan armonías utópicas.
En este trafico de sentidos, las preguntas centrales de su poética apuntan a re descubrir su propia identidad, a través de la subjetividad de sus representaciones.
Sus pinturas no son confortables, discuten, simbolizan y representan narraciones del pasado en un azaroso dialogo con la materia midiendo la violencia de la vida.